5 de noviembre de 2009

Extraños caminos son los de la mente

Supe de un manicomio cuyo director solía atender él mismo a quienes visitaban el establecimiento. Uno le preguntó:
-¿Cómo hacen ustedes para saber si alguien debe ser internado aquí?
-Es muy sencillo -respondió él-. Llenamos una tina de baño; le damos a la persona una cucharilla de té y una cubeta, y le pedimos que la vacíe.
-Ya entiendo -dijo con suficiencia el visitante-. La persona normal usa la cubeta, que tiene mayor capacidad. Quien no tiene completas sus facultades mentales usa la cucharilla.
-No -replicó el director del manicomio-. Las personas normales quitan el tapón de la bañera para que se vacíe. Quienes no tienen completas sus facultades mentales optan indistintamente por la cucharilla o la cubeta. ¿Le preparamos ya su cuarto?

En efecto: extraños caminos son los de la mente.

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