18 de julio de 2009

¿Quién está a cargo aqui?

¿Nunca tuviste problemas para determinar cuál era la voluntad de Dios para tu futuro? No eres el único. ¿Debo mudarme a Mobile o a Minesota? ¿Me retiro o sigo trabajando? ¿Ingeniero en IBM o vendedor en Sears? ¿Me caso o me quedo soltero(a)? Las preguntas son innumerables, se suceden una detrás de otra. Cada nueva responsabilidad trae consigo nuevas decisiones.

¿A qué universidad iré? ¿Es el momento de tener hijos? ¿Debo vivir cerca de la iglesia o cambiar? ¿Cómo sabremos lo que Dios quiere? ¿Debemos poner fuera el vellón? (Jueces 6:36-40) ¿Buscar consejo? ¿ Orar? ¿Leer la Biblia? Todo eso está muy bien, pero hay que tomar primero una decisión (agarrate, es difícil)

Para saber cuál es la voluntad de Dios, debemos rendirnos totalmente a su voluntad. Nuestra inclinación es tomar las decisiones por Dios. Yo solía hacerlo con mamá. Cuando era chico, me disgustaba tener gripe por dos razones: 1) era molesto, 2) mamá era enfermera y sabía cómo combatirla más rápidamente con la aguja... en mi trasero. ¡Auch! (Crecí creyendo que penicilina era una mala palabra. Cuando ella me decía que "fuera a buscar la medicina" yo traía cualquier cosa menos la pavorosa aguja. Volvía con las manos llenas de aspirinas, gotas para los oídos, antidiarreico, gotas para la nariz, tobilleras... cualquier cosa menos penicilina. Pero como suelen hacerlo las buenas madres, ella siempre llegaba a donde quería.

"Tu sabes que no es eso", decía, con una sonrisa y yo debía ir a buscar la (¡glup!) aguja.

Ahí está el punto. No vayas al encuentro de Dios con opciones y esperes a que El elija la de su preferencia. Ve con las manos vacías, no con una agenda escondida, no cruces los dedos, no lleves nada en la espalda. Ve al encuentro de Dios con una voluntad dispuesta a hacer lo que El diga. Si rindes tu voluntad, entonces El te hará "apto para toda buena obra para que hagais su voluntad" (Hebreos 13:21).
Es una promesa.

Fuente:
Max Lucado
"Sobre el Yunque"
Editorial Unilit

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