(Marta) tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra - Lucas 10:39
Lectura: Lucas 10:38-42
Nunca me he sentado en la sección de primera clase de un avión. Pero sigo guardando la esperanza de que algún día abordaré el avión y la asistente de vuelo me detendrá y dirá: "Venga conmigo. Tengo un asiento esperando para usted".
Esa es la razón por la que me emocioné bastante cuando un amigo le dió a mi hermana entradas para un evento y nos dimos cuenta de que eran asientos de palco. En vez de sentarnos hombro con hombro con extraños por todas partes a nuestro alrededor, nos sentamos en un palco privado donde pudimos ver y escuchar todo perfectamente. Esa noche nos sentimos privilegiados y especiales.
¿Recuerdas a las amigas de Jesús, María y Marta? Aunque Marta tuvo la oportunidad de disfrutar de tener a Jesús como su invitado, pronto se frustró con su hermana María y se abrumó con el ajetreo de sus preparativos. ¡Ciertamente algo que muchos de nosotros entendemos! Sin embargo,, Jesús puso en claro que muchas veces es necesario alejarse de las interminables presiones de la vida y pasar un tiempo con Él sin distracciones. Dios nos ha dado la oportunidad de tener momentos personales con Él. Al darnos el tiempo tan sólo para estar con el Señor, quedamos alimentados, refrescados y renovados.
Jesús elogió a María por tomarse el tiempo necesario para sentarse y aprender a los pies de su Salvador (Lucas 10:42). Y al final resultó ¡que ella tuvo el mejor asiento de la casa!
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Jesus anhela nuestra comunión con Él aún más de lo que nosotros la anhelamos
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